En este contexto se ha establecido que tener dinero disponible en la caja de una empresa, producto de una venta, se debe sólo a la capacidad del cobrador y que dependiendo de la contratación adecuada del mismo, se va a garantizar el cobro de manera efectiva ¡nada más erróneo!

Cobrar de manera efectiva es el resultado de una buena política de crédito, es decir, del análisis profundo de la capacidad de crédito del cliente, de su frecuencia en las compras y principalmente, de que sea una persona que tiene puntualidad en sus pagos.

En muchas ocasiones una buena política de crédito, un director la puede volver mala, sobre todo porque a veces se establece el crédito directo, saltándose las políticas que un equipo ha establecido, volviéndose un peligro poder cobrar oportunamente.

Por eso, es muy importante que las reglas del juego que se establecen en la empresa se hagan respetar, principalmente por los altos mandos; ya que, si se vende y no se cobra es preferible no vender.